viernes, agosto 20, 2010

La Paloma Herida

Hace 5 meses atrás una vecina mía me toco la puerta, recuerdo que esa mañana estaba algo atareado, venia con una paloma; lo cual por cierto me sorprendió. Al ver el estado de la paloma sentí un impacto por la condición en la que se encontraba, tenia las alas y cola cortadas, con las patas magulladas y cojeando; me sentí mal ver como esa pobre paloma había caído en crueles manos.

Esa escena me hizo recordar a mi Abuelita que falleció hace ya 20 años cuando yo aun era un niño; un día después de ser enterrada nos visito a la casa. Pues si, ni yo mismo lo creía, ya que nuestro comedor estaba en el primer piso y mientras terminábamos de almorzar, nos dimos con la grata sorpresa de una visita insospechada era una paloma blanca que había bajado los 4 pisos de la casa y había caminado por el pasadizo y entrado al comedor estando todos presentes y atónitos ante tamaña confianza de esta paloma que al vernos ahí en sentados seguía acercándonos; de inmediato lo relacionamos con la Abuelita tan querida por nosotros. Mi madre dijo: es vuestra Abuelita que ha venido a visitarlos. La paloma se detuvo por un casi un minuto frente a nosotros al querer acercarnos a ella se fue retirando, empezó a retirarse por el pasadizo, subió las gradas y se fue por donde vino. Fue la despedida de mi Abuelita querida por todos nosotros. Ese hecho marco mi vida… De ahí las palomas pasaron a ser sagradas para mí.

Entonces tras recordar y ver esa paloma herida por unos salvajes me motivo a cobijarla hasta que se cure. Le dije a la vecina que pierda cuidado que estará bien aquí y se estará hasta que logre volar nuevamente. Entonces estuvo en cuidados, bien cobijada y sobre todo con cariño; recibía visitas de otras palomas de vez en cuando ya que solía subir a la azotea donde hacia sus prácticas de vuelo. Y fue así que durante dos meses las paloma logro recuperarse por completo, logro alzar vuelo… Y un día desapareció ya no se le volvió a ver; por un lado me sentía satisfecho y por otro una pena por no verla ahí mirándome de algún lugar como siempre lo hacia. Y así pensé que había finalizado la historia con la paloma herida.

Pero no, después de dos meses de no verla una mañana al despertarme la vi nuevamente bajando las gradas, este fue un motivo de enorme alegría de poder verla en toda su plenitud algo más delgada pero integra. Siempre dije que las palomas son símbolos de libertad, y no hay nada mejor que la libertad.

Y desde entonces la paloma visita el hogar donde alguna vez estuvo en recuperación.

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